“El porque de la
desigualdad en los medios y con que medios pensarla”
“Casi podría decirse que la mujer
es en un todo tabú. Y no lo es sólo en las situaciones particulares que derivan
de su vida sexual -la menstruación, el embarazo, el parto, el puerperio-, sino
que aun fuera de ellas el trato con la mujer está sometido a limitaciones tan
serias y profusas que tenemos todas las razones para poner en duda la supuesta
libertad sexual de los salvajes. Tan pronto el varón debe emprender algo
especial -un viaje, una expedición de caza, una incursión guerrera- debe
mantenerse apartado de la mujer, y sobre todo del comercio sexual con ella; de
otro modo su fuerza quedaría paralizada y se atraería el fracaso”, decía
Sigmund Freud en su artículo “El tabú de la virginidad” (Contribuciones a la
psicología del amor). Este es un párrafo que contiene misterio en sí en
vinculación a lo que genera misterio. Se puede pensar relacionado con ello la
causa, o el porque en ocasiones se ubica a “la mujer” y esta expresión es ya en
sí fallida, porque no existe un modelo sino que cada una debe encontrar su
forma, abordándola como un objeto o a modo de objeto y en ocasiones hasta
llegar a situaciones en donde ella o ellas quedan claramente denigradas. ¿Será
una manera de abordar aquello que no se conoce, lo que es extraño por
naturaleza?
Los medios actuales contienen
escenas claras en donde con el famoso “nena date una vueltita” esta se pierde
en el giro y el hombre que conduce, no se sabe bien que, “queda tranquilo”. Es
una constante tanto en las revistas para mujeres como se perpetúa este placer
puesto del lado del hombre y la mujer como su “servidora” la que tiene que
conocer la manera de otorgarle satisfacción a este, “su hombre”. Pareciera que
aunque en conjunto con otras formas, aún convive en nuestra sociedad esta
manera de percibir los sexos, que si bien nunca se podría hablar de igualdad,
ya que cada uno es distinto en sí, si podríamos pensar en una mayor equidad
¿Por qué no?
La escritora y periodista Liliana
Lopez Foresi en la charla acerca de la desigualdad de género construida desde
los medios, nos cuenta acerca de las dificultades que tubo que afrontar como
mujer comunicadora para poder “hacer oir” su voz a través de sus columnas, que
no se vinculaban con aquellas típicamente femeninas, sino que poseen un
contenido político. A lo que se sumo Marta Dillon quién en la misma charla
habló de su percepción acerca de los roles y las dificultades del medio actual
para salirse de los estereotipos. Dos comunicadoras comprometidas y apasionadas
de su trabajo nos expresan su preocupación, así como su deseo de que la
situación cambie y de que las mujeres desde su lugar de singularidad y
particularidad del género puedan participar de manera más abierta en los medios
de comunicación actuales.
Pero ¿Y que ocurre con la
degradación? ¿Que es lo que la sostiene? Hace ya varios años el propio Freud
trato de encontrar algunas respuestas que de ninguna manera agotan las
preguntas. “Buscan objetos a los que no necesitan amar, a fin de mantener alejada
su sensualidad de los objetos amados; y luego, si un rasgo a menudo nimio del
objeto elegido para evitar el incesto recuerda al objeto que debía evitarse,
sobreviene, de acuerdo con las leyes de la sensibilidad de complejo y del
retorno de lo reprimido, esa extraña denegación que es la impotencia psíquica.
Para protegerse de esa perturbación, el principal recurso de que se vale el
hombre que se
encuentra en esa escisión amorosa consiste en la
degradación psíquica del objeto sexual, al par que la sobrestimación que
normalmente recae sobre el objeto sexual es reservada para el objeto incestuoso
y sus subrogaciones”, decía Freud en su texto “Sobre la más generalizada
degradación de la vida amorosa”.
Quizás se trate de una manera
masculina de abordar a las mujeres, ante aquello que genera misterio, que no se
conoce y que en parte quizás permanezca inaccesible. Pero lo interesante es
permitirse la pregunta y también pensar en respuestas o en modos que no generen
espacios limitantes, sino que estos resulten más abiertos, flexibles y donde ya
no intervenga la clausura “como un modo de hacer con aquello que no entendemos
o que no conocemos”. Y sería negativo para la sociedad en su conjunto, no solo
para hombres y mujeres perderse el encuentro con aquello de lo típicamente
femenino en la forma de comunicar, con esa sensibilidad e intuición que aunque
no es solo patrimonio del género si es allí donde se encuentra en toda su
potencia y profundidad. “En cambio en la mujer es
enigmático su goce y tiene una particularidad que no es simbolizable y que es
ilimitado, ya que no se circunscribe a un lugar. El goce femenino también
interesa a los hombres. Cuando por ejemplo al mirar un cuadro uno siente algo
en el cuerpo que no lo puede trasmitir, eso tiene que ver con una experiencia
de goce femenino”(Carolina Rovere en una entrevista sobre su libro “Caras del
Goce Femenino”).
bien doctora, es un texto como de los llamados "Colaboración o artículo de un especialista". La construcciòn es libre y tienen aportes desde el periodismo al citar fuentes y opiniones de otras personas
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