viernes, 14 de junio de 2013

“El porque de la desigualdad en los medios y con que medios pensarla”



“El porque de la desigualdad en los medios y con que medios pensarla”


“Casi podría decirse que la mujer es en un todo tabú. Y no lo es sólo en las situaciones particulares que derivan de su vida sexual -la menstruación, el embarazo, el parto, el puerperio-, sino que aun fuera de ellas el trato con la mujer está sometido a limitaciones tan serias y profusas que tenemos todas las razones para poner en duda la supuesta libertad sexual de los salvajes. Tan pronto el varón debe emprender algo especial -un viaje, una expedición de caza, una incursión guerrera- debe mantenerse apartado de la mujer, y sobre todo del comercio sexual con ella; de otro modo su fuerza quedaría paralizada y se atraería el fracaso”, decía Sigmund Freud en su artículo “El tabú de la virginidad” (Contribuciones a la psicología del amor). Este es un párrafo que contiene misterio en sí en vinculación a lo que genera misterio. Se puede pensar relacionado con ello la causa, o el porque en ocasiones se ubica a “la mujer” y esta expresión es ya en sí fallida, porque no existe un modelo sino que cada una debe encontrar su forma, abordándola como un objeto o a modo de objeto y en ocasiones hasta llegar a situaciones en donde ella o ellas quedan claramente denigradas. ¿Será una manera de abordar aquello que no se conoce, lo que es extraño por naturaleza?
Los medios actuales contienen escenas claras en donde con el famoso “nena date una vueltita” esta se pierde en el giro y el hombre que conduce, no se sabe bien que, “queda tranquilo”. Es una constante tanto en las revistas para mujeres como se perpetúa este placer puesto del lado del hombre y la mujer como su “servidora” la que tiene que conocer la manera de otorgarle satisfacción a este, “su hombre”. Pareciera que aunque en conjunto con otras formas, aún convive en nuestra sociedad esta manera de percibir los sexos, que si bien nunca se podría hablar de igualdad, ya que cada uno es distinto en sí, si podríamos pensar en una mayor equidad ¿Por qué no?
La escritora y periodista Liliana Lopez Foresi en la charla acerca de la desigualdad de género construida desde los medios, nos cuenta acerca de las dificultades que tubo que afrontar como mujer comunicadora para poder “hacer oir” su voz a través de sus columnas, que no se vinculaban con aquellas típicamente femeninas, sino que poseen un contenido político. A lo que se sumo Marta Dillon quién en la misma charla habló de su percepción acerca de los roles y las dificultades del medio actual para salirse de los estereotipos. Dos comunicadoras comprometidas y apasionadas de su trabajo nos expresan su preocupación, así como su deseo de que la situación cambie y de que las mujeres desde su lugar de singularidad y particularidad del género puedan participar de manera más abierta en los medios de comunicación actuales.
Pero ¿Y que ocurre con la degradación? ¿Que es lo que la sostiene? Hace ya varios años el propio Freud trato de encontrar algunas respuestas que de ninguna manera agotan las preguntas. “Buscan objetos a los que no necesitan amar, a fin de mantener alejada su sensualidad de los objetos amados; y luego, si un rasgo a menudo nimio del objeto elegido para evitar el incesto recuerda al objeto que debía evitarse, sobreviene, de acuerdo con las leyes de la sensibilidad de complejo y del retorno de lo reprimido, esa extraña denegación que es la impotencia psíquica. Para protegerse de esa perturbación, el principal recurso de que se vale el hombre que se
 encuentra en esa escisión amorosa consiste en la degradación psíquica del objeto sexual, al par que la sobrestimación que normalmente recae sobre el objeto sexual es reservada para el objeto incestuoso y sus subrogaciones”, decía Freud en su texto “Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa”.
Quizás se trate de una manera masculina de abordar a las mujeres, ante aquello que genera misterio, que no se conoce y que en parte quizás permanezca inaccesible. Pero lo interesante es permitirse la pregunta y también pensar en respuestas o en modos que no generen espacios limitantes, sino que estos resulten más abiertos, flexibles y donde ya no intervenga la clausura “como un modo de hacer con aquello que no entendemos o que no conocemos”. Y sería negativo para la sociedad en su conjunto, no solo para hombres y mujeres perderse el encuentro con aquello de lo típicamente femenino en la forma de comunicar, con esa sensibilidad e intuición que aunque no es solo patrimonio del género si es allí donde se encuentra en toda su potencia y profundidad. “En cambio en la mujer es enigmático su goce y tiene una particularidad que no es simbolizable y que es ilimitado, ya que no se circunscribe a un lugar. El goce femenino también interesa a los hombres. Cuando por ejemplo al mirar un cuadro uno siente algo en el cuerpo que no lo puede trasmitir, eso tiene que ver con una experiencia de goce femenino”(Carolina Rovere en una entrevista sobre su libro “Caras del Goce Femenino”).
 

                                                                             Psicóloga Pamela Soldatti

1 comentario:

  1. bien doctora, es un texto como de los llamados "Colaboración o artículo de un especialista". La construcciòn es libre y tienen aportes desde el periodismo al citar fuentes y opiniones de otras personas

    ResponderEliminar