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La crónica (texto de Sonia Vigliocco)
El antecedente etimológico del nombre crónica es “cronos”, que significa
“tiempo”, por lo que hace referencia a una narración ligada a la secuencia
temporal. Sin embargo, lo importante de este género más que la información, es
su función interpretativa, ya que la narración de los hechos en un medio
informativo incluye la valoración del autor.
El cronista
tiene la misión de informar sobre lo sucedido pero a diferencia de la noticia, lo comenta desde su punto de
vista. Es decir, es un relato sobre un hecho noticiable, pero en el que se
incluye la valoración parcial de su autor. Se trata de una interpretación
subjetiva de los hechos ocurridos, contados desde el lugar en el que se
producen.
Dentro de
este género, la información y la interpretación son dos componentes
importantes. Su estilo creativo la acerca a la literatura. En este sentido Héctor
Borrat lo considera cercano a una obra literaria y asegura que la crónica es un texto redactado con
estilo libre, firmado por su autor y que se caracteriza principalmente por el
uso de recursos de la literatura.
En la crónica se destaca la creatividad de
su autor, que es un testigo presencial que da fe de lo que ocurre de acuerdo
con su propio punto de vista. La firma de quien la escribe es un dato
importante para el lector por su triple función
noticiosa-informativa-valorativa, aunque la libertad de quien la relata está
condicionada por el hecho que se narra, es decir por la información en la que
se origina.
El autor no
puede cambiar el hecho sobre el que se basa su crónica. Si bien incluye su
perspectiva sobre lo que sucedió no puede modificar los hechos noticiables
objetivos, ya que por encima de las preferencias ideológicas del cronista está
la objetividad de lo acontecido. Es decir, el autor tiene cierta libertad
expresiva en cuanto al estilo y la creatividad con la que escribe su texto pero
debe respetar la veracidad de los hechos narrados.
La crónica tiene, además, el propósito
de orientar, por lo que esta libertad de estilo también deberá combinarse con
el conocimiento previo del acontecimiento del que se habla, de forma que el
lector adquiera un conocimiento global desde un determinado punto de vista.
Teniendo en cuenta todo ello, puede definirse la crónica como “un texto
redactado desde el lugar en el que han ocurrido hechos noticiables y donde es
imprescindible la interpretación de su autor”.
Quien
redacta una crónica abandona la estructura formal de
la pirámide invertida, que es una característica del periodismo exclusivamente
informativo. Como en todo trabajo periodístico, la titulación es el principal
medio para atraer al lector. Es importante que la titulación tenga elementos
interpretativos para dejarle claro al lector que no es una noticia. Respecto a
este tema Álex Grijelmo considera que los titulares de las crónicas pueden ser
de tres tipos: como cualquier otra
noticia, es decir, con importancia en el contenido informativo; con cierta carga de interpretación,
que es el titular más específico de este género; y con una opinión, bastante utilizado en las crónicas taurinas y
deportivas.
De acuerdo a
Gargurevich existe un consenso acerca de la forma en que se escribe una crónica
periodística, en estructura cronológica al modo antiguo, que sería:
introducción al tema, luego el desarrollo de la historia y la conclusión del
juicio sobre el tema. Johnson y Harris consideran que en la entrada es
importante retener el interés del lector. En este sentido, el relato se
construye a medida que se desarrolla sin necesidad de utilizar olas reglas del
orden cronológico o el de las cinco preguntas.
El cuerpo de la crónica tiene un estilo libre, por lo que el
cronista puede dar más importancia al hecho noticiable, o, por el contrario,
puede destacarse su valoración de lo sucedido. Es importante captar al lector
de modo que conserve su interés a lo largo de la crónica y que se sienta
atraído hasta el final del texto. Caparrós señala que “la magia de una buena
crónica consiste en conseguir que un lector se interese en una cuestión que, en
principio, no le interesa en lo más mínimo”. Por ello podemos concluir que es importante
la escritura en sí, el léxico y el estilo utilizado por el autor.
El Manual de
Estilo del diario Clarín sostiene que la
crónica sin ser una mera descripción de hechos lo que hace es reconstruir un acontecimiento de la
actualidad. Para este manual la regla para la construcción de una
crónica es el ordenamiento de la información según su relevancia. Es decir que
su estructura no necesariamente tiene que respetar el orden cronológico de los
hechos. Los elementos que debe tener la crónica de acuerdo al citado manual son:
La cabeza: contiene lo principal de la información, pero no es un resumen del
texto. Debe ser directa, concisa y contundente y desarrollar un concepto.
Esto requiere una evaluación de
la información de acuerdo a las
necesidades informativas del lector.
El cuerpo: desarrolla la información presentada en la cabeza y puede responder a
las preguntas qué, quién, dónde, cuándo, cómo y por qué según la importancia que
cada una de ellas tenga en cada caso. Además se deben incluir los datos
necesarios para contextualizar una información. El cuerpo debe mantener la
atención del lector hasta el final".
El remate: debe agregar un elemento informativo
atractivo que se articule con la cabeza.
En una crónica no
siempre crónica se respeta la línea temporal. Es más bien la alteración de ese
orden la que presta interés al relato. La crónica es una forma de ver el mundo
filtrada por el contexto cultural del observador.
Para La Nación, la crónica debe
construirse "a partir de unas
líneas muy atrayentes y fuertes que contengan la esencia de lo que pasó, de lo
que se quiere transmitir". Se explica que las crónicas debían ir
encabezadas por un copete que "contenían circunstancias muy precisas".
Si bien se admite que el copete "fue
perdiendo fuerza", recomienda que el periodista no olvide las
preguntas básicas (qué, quién,
dónde, cuándo, cómo y por qué)
"que lo ayudarán a articular su original".
Interés contemporáneo
por las crónicas
Los críticos y
lectores a partir del siglo XX han demostrado gran interés por las crónicas de
indias. Ello se debe a:
- constituyen documentos
primordiales para que los historiadores puedan reconstruir el período en el que
fueron escritas.
- escritores hispanoamericanos contemporáneos tomaron de ellas
temas, personajes, actitudes, mitos para realizar sus obras. Asimismo estas
crónicas son una fuente de inspiración para creadores de otros campos
artísticos.
- la situación comunicativa planteada por las crónicas se
convirtió en forma de contenido de obras literarias posteriores.
- algunos mitos cuyo nacimiento testimonian las crónicas, son
útiles en la actualidad para filósofos, antropólogos y sociólogos para expresar
simbólicamente los rasgos hispanoamericanos.
Bibliografía:
- Vivaldi,
Gonzalo Martín. "Géneros Periodísticos". Madrid, 1979.
- Gargurevich Juan. "Géneros Periodísticos".
Editorial Belén 1982.
- Peñaranda Raúl U. "Géneros Periodísticos: ¿qué
son y para qué sirven?". Sala de Prensa 26. Diciembre 2000.
- Juan Carlos Gil González,
Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de Sevilla,
España.
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