jueves, 24 de octubre de 2013

Quizás algún día

El 16 de septiembre se cumplió el aniversario de la Noche de los Lápices y a partir de este acontecimiento en la ciudad de Rosario se llevó a cabo una marcha en su conmemoración. Sin embargo la movilización no sólo se hizo con el fin de revivir la memoria, sino que llevaba como bandera el mismo reclamo que hicieron aquellos estudiantes de La Plata en 1975: el boleto estudiantil.



En dicha convocatoria se hicieron presentes, docentes y alumnos de distintas instituciones, ya sea a nivel universitario, secundario o terciario. Aunque los manifestantes provenían de distintas facultades y escuelas, todas las voces reclamaban por el boleto estudiantil. 

Una de las opiniones recolectadas con respecto a este tema fue la de María Castoldi, estudiante de Ciencias Políticas de la UNR, militante de la agrupación Mariano Moreno. Como vocera de su agrupación nuestra entrevistada planteaba que la discusión en torno al boleto estudiantil debe darse de manera “integrada”, es decir que todos debemos preguntarnos qué tipo de transporte queremos y no encerrar la cuestión solo al sector universitario, sino que debemos incluir en el debate a toda la sociedad. En adición a esto Castoldi afirmaba: “Hay varias cuestiones a analizar. Una tiene que ver en torno a las responsabilidades que tiene cada uno de los niveles del Estado con respecto al transporte público y la otra cuestión es quién cubre los costos de este boleto”. Según su perspectiva debemos contemplar la discusión sobre tres interrogantes centrales: si el boleto estudiantil se va a aplicar solo al sector estudiantil o se incluirá a todos los sectores que utilizan el transporte público; a qué nivel se aplicará el boleto (local, provincial o nacional); y finalmente si el boleto debe ser gratuito o sólo debe aplicarse un descuento.

Sin embargo existe un problema aun mayor que engloba a la polémica por el boleto estudiantil: la falta de espacios de debate y consenso. María Castoldi aseguraba: “Quien conduce tiene la responsabilidad de generar espacios de discusión, y eso es una definición política, es una definición política decidir participar en la discusión o no”.  En el panorama se observan marchas y protestas, pero existe una gran fragmentación tanto en las organizaciones institucionales como en las agrupaciones estudiantiles universitarias. Sus posiciones políticas se presentan de manera irreconciliable, a tal punto que eso perjudica la meta que tienen en común. Respecto a esto Castoldi argumentó que muchas veces los actores políticos que convocan a estas marchas tienen intenciones electoralistas con vistas al próximo 27 de octubre.

Por el momento no hay avances sobre el boleto estudiantil, todo quedó en movilizaciones y reclamos. Ha llegado el momento de preguntarnos si somos capaces de ceder algunas cuestiones políticas que se basan en el orgullo y la soberbia para dar paso a un beneficio común.  Nos enfrentamos a la paradoja de encontrarnos en una democracia  en la que no se debate. El impedimento ya no es la represión, sino los intereses políticos.  

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